jueves, 16 de julio de 2009

Reflexión sobre la práctica.

Pensemos en un fenómeno metereológico, una simple tormenta o una gran tormenta, La fuerza del viento que levanta las olas, las olas que dan contra las piedras, caen sobre la costa y arrastran lo que esta a su paso. Relámpagos, truenos que hacen vibrar el aire, tsunami…fenómenos desbordados de intensidad, de presencia, de espontaneidad.
Las células que nos conforman tienen en su memoria la violencia de las tormentas que le dieron forma habitable a nuestro planeta, 4500 millones de años guardados en la constitución de nuestro ser: corporalidad, pensamiento, emoción son hechos actuales de innumerables metamorfosis. Desde la furia de un volcán hasta la quietud suprema de un lago. Los diferentes estados de la materia: sólido, líquido y energía expuestos ante temperaturas extremas sintetizados en un solo cuerpo que surge sobreviviente. La inteligencia del universo latente en cada pequeño espacio que somos.
Eso para empezar…¿y la herencia de las civilizaciones pasadas?. La brutalidad de las primeras formas de comunicación. Las creencias, las infinitas imágenes de lo divino, asentadas en los movimientos, la dirección de la danza, el ritmo, la composición de un rito.
Las guerras sobre la memoria, el dolor que se asimila en las posturas, en los rasgos del rostro. La gestualidad es un resultado de la herencia histórica. Todas las culturas pariendo un solo individuo. Aquí y ahora, nuestro ser es una maravillosa porción de mundo.
Entonces es posible traducir al mundo utilizando nuestras capacidades expresivas. Mediante la práctica encontramos que existe la posibilidad de descubrir, transitar, comunicar las formas de la furia, del dolor, del equilibrio, la magia del rito, las imágenes de lo divino.
Juan Carlos De Petre habla del actor imposible, lo define como aquel que nunca termina de conformarse, pues se encuentra en constante búsqueda. La definición de su arte se expresa en el trayecto. En la honesta búsqueda de la verdad. Es decir que se dispone a aceptar el riesgo de pisar el espacio desconocido. Expresa De Petre:
"La última instancia del conocimiento no lo constituye la realidad sino la posibilidad, o sea algo que realmente no existe." Porque paradójicamente lo imposible es la posibilidad, el desenlace de la aventura, la conquista del mandato oculto, la realización de la perturbadora inspiración, del aliento que lo ha penetrado y que ha costado tanto contener sin estallar. Es que ¿cómo negarse si "desde el mundo inmóvil de los arquetipos es precipitado al abismo tormentoso del tiempo" que es su alma y para -a través de ella- conservarse guardado en el cuerpo hasta que llegue el tiempo de ser mostrado?-
En el concepto de búsqueda de la verdad se encuentra la idea de la intranquilidad, la sensación de nunca encontrar certeza. La imposibilidad de la pereza y la conformidad.
Agrega De Petre:
"Sin embargo jamás nadie puede proponerse la sabiduría, como quien se plantea ser ingeniero. El universo no es inerme, se expande; la conciencia dentro de su mecanismo, igualmente pide crecer. Conocer es la tendencia original del hombre, detener este natural impulso es condenarse a padecer en situación inhumana de enanismo mental. Minimizando la posibilidad evolutiva, disminuye la capacidad creadora. Todo rango de sabiduría es producto del respeto a este proceso de ampliación, de continuidad con el impulso interior de búsqueda y encuentro."
A no asustarse, que estas afirmaciones no nos espanten. Dentro del espacio del taller encontramos un clima propicio para comenzar con algo. Sepan que el tiempo allí ocurre para que encontremos caminos…quizás en alguno se vislumbre la verdad.
Nuestro grupo, medianamente conformado, es un disparador de posibilidades, varias porciones de mundo con diferentes lecturas, direcciones del pensamiento, constituciones de imágenes.
El grupo en sí es una unidad de creación, los aportes de todos enriquecen la individualidad.
Esta reflexión tiene el objetivo de que tomemos conciencia acerca de cual es la actitud que debemos reafirmar al ingresar al espacio que nos brinda el taller. Nos reunimos allí conocidos y desconocidos al mismo tiempo, trayendo con nosotros la memoria del tiempo, unidad de sabiduría y, a la vez el milagro de la creación. Y en medio de todo esto el desafío de transitar el riesgo, como camino a la verdad, como pasaje a nosotros mismos, un ser que es nuevo en cada encuentro.
"Y, finalmente, la razón por la cual estamos aquí es que un esteroide impactó contra la tierra, extermino a los dinosaurios y perdonó la vida a unos pequeños mamíferos."
Stephen Jay Gould. Zoólogo y paleontólogo (1941- 2002)

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