martes, 29 de diciembre de 2009

azucenasabe

He recorrido el camino con atajo, me he maravillado con el paisaje, con los seres que encontré y me acompañaron durante algunos tramos, con las voces que me trajo el viento, con las tormentas y los refugios que me brindó el relieve. A lo lejos se ve un blanco de luz solar, parece buen lugar para un descanso. Me acerco a un tronco caído, es como un gran animal prehistórico que duerme, lo acaricio antes de sentarme. El sudor caen de mi frente como guirnaldas de un viejo carnaval, bautizan mis ojos, arroyan la tierra pegada en la cara. Miro hacia arriba, las piernas se sienten calientes y tensas, todo el aire posible entrando por mi nariz, sol, un movimiento lento del viento agita las ramas y calma la sangre que se apura por mi cuello.
Escucho pasos que se acercan, y luego frenan, puedo reconocerte por el olor, estas callada, detrás de mí, cuando giro y te veo me sonreís, estas contenta, te encontré de nuevo, o me encontraste. Nunca tendría que haber perdido la confianza, tuve miedo, el miedo me lleno de amargura durante mucho tiempo. Acá estas, de alguna manera supe que no ibas a cavar tu fosa. Traes una bolsita colgada en la muñeca, unas empanadas?...unas naranjas frías?. Nos sentamos juntas, no sé que va a pasar mas adelante, estoy feliz por tu presencia, cómo no aprender a confiar cuando te miro y compruebo que podes recrearte, respondes a los ciclos de la mariposa, de las algas, de las ovulaciones, atravesas el dolor de los partos y de las muertes de seres queridos, ¿todo para que?, para que estés acá sentada, entre las bervenas y los yuyos silvestres, plena, tomando el instante entre los dedos y soplándolo para que se expanda, como las semillas del panadero.

1 comentario:

  1. Sobre los días de este año y un poeta de la plata

    Así comienza el vuelo de este nuevo año a través
    de las nubes hacia una noche
    por fin iluminada. Durante
    todo el tiempo un motor
    lógico ejecuta las mismas
    revoluciones. Se recorta
    el lienzo; dos modos:
    el día y su noche.
    No es mi caso, porque
    siempre fui la mitad
    de una representación
    que se detuvo.
    Es tan difícil
    cambiar de hábito, pero sucede,
    y de una manera tal que la sola
    esperanza de volver atrás
    coincide con el deseo de ir
    hacia adelante. No existe mayor
    sinceramiento en estos opuestos.
    La posibilidad de encontrar
    la mancha ya templada
    en la creencia del gesto.
    Es así, al decir de un poeta: “Penumbra verde
    para sus sueños, musgo para su almohada”.
    Intento
    aclarar, cuando oscurece.
    Si el mundo le pertenece
    a alguien, ¿tiene que ver
    con estas anotaciones?
    Sólo quien entienda
    que los objetos visibles
    no mueren con la noche,
    prosperará en la oscuridad me dice el I ching.

    Algo bajó del río.
    Buenisimo el blog y gracias por los días compartidos

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