sábado, 30 de abril de 2011

Recibido

Puedo ver ,
aunque los pensamientos ocurran como un indescifrable verso escrito en la piedra,
que mis manos se abren,
carne devenida en ramilletes rojos,
para recibirte, amor,
y seas una exalación que viene cruzando los caminos del tiempo,
para contarme la historia,
para recordar que vengo de la arcilla,
o del barro blando del arroyo.
Ocurre, amor, que no puedo evitar ver la verdad,
pues de lo contrario la ceguera estrangula mi vida.
He viajado, ya ves, acá estoy con tanto en este cuerpo
como las capas de hojas secas, ya tierra, debajo del árbol,
que no queda mas que mirarte y veo tan claro,
que la tierra se agrieta bajo mis pies si no camino.
Que no queda mas que mirarte y veo tan claro...

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